Elogio de la palabra
A manera de Prólogo
“El ejercicio de la literatura puede enseñarnos a eludir
equivocaciones, no a merecer hallazgos.”
Jorge Luis Borges
Siempre he pensado que un libro se justifica por sí mismo. Sólo para cumplir con una tradición muy arraigada, escribo estas sencillas líneas a modo de presentación. Quizás algún lector que se atreva a detenerse en ellas, descubrirá las razones secretas de su escritura.
Esta experiencia nace de un sentimiento entrañable hacia la literatura. Escribo por pasión; también como una forma de enfrentar la adversidad y un intento de sanación espiritual. Escribir es para mí un transitar permanente por senderos que acercan a la redención e impulsan a elevar la mirada hacia lo Alto.
La primera sección de este libro está dedicada a la poesía. La segunda, a la narrativa en la forma de microrrelatos y cuentos breves. En definitiva, la presencia permanente es siempre la palabra, en esas dos dimensiones donde me complace reiterar el íntimo placer de su elogio. De allí la razón del título elegido.
Confieso que no me asiste el talento en la creación de metáforas y símbolos que alcanzan la perfección del verso. Los poemas que componen la primera sección de este libro que entrego a la crítica de los lectores, tienen sus raíces en sentimientos profundos que confluyen en el amor, la gratitud, la esperanza, la paz, el perdón… No están ausentes la serena tristeza, la añoranza de un pasado feliz, el soñar con un regreso al tiempo de placeres quizás entonces no valorados. Aquí la palabra se anuda a los recuerdos personales, a la nostalgia del ayer y a la fuga indetenible de los años.
En los primeros poemas de esta sección, presentados bajo el título Antes del anochecer, cuyo tono es elegíaco, predominan los temas de la vida como un camino que nace en la alborada y recorre los días hacia el ocaso irremediable. A continuación, bajo el título: De aquí y de allá… surgen otros tópicos relacionados con la alegría del amor que redime, la memoria de los antepasados inmigrantes que nos transmitieron el amor a la tierra y la fe en Dios, la dicha compartida…
Un Ramillete de haikus abre al lector la puerta de una estética caracterizada por la concisión y la brevedad de apenas tres líneas que concentran el significado profundo de los versos.
El principio y el final de esta primera sección del libro, incluyen un homenaje al Poeta y al Poema, en tanto desde el principio de los tiempos inauguraron esa magia insuperable que ilumina de belleza la existencia del hombre sobre la Tierra.
Los relatos siguientes, Cuentos de bolsillo, conforman la segunda sección del libro. El título atañe a su brevedad. Son narraciones que nacieron entre sueños, en los márgenes difusos de la realidad cotidiana o en el cruce hacia otras dimensiones del mundo habitual. En tal sentido, me apropio de las palabras de Julio Cortázar: “Siempre he pensado que la literatura no nació para dar respuestas (…) sino más bien para hacer preguntas, para inquietar, para abrir la inteligencia y la sensibilidad a nuevas perspectivas de lo real”.
Agradezco a la Editorial “Mis Escritos” y especialmente a su Directora Cristina Monte, la edición de este trabajo de escritura. Gracias también a los amigos y familiares que alentaron la decisión de que estas páginas vieran la luz “antes del anochecer”.
Finalmente, confío a los lectores las páginas de este libro menor con el profundo deseo de tender puentes literarios y compartir siempre los efímeros avatares de la vida desde el poder mágico e inasible de la palabra.
Lidia Dellacasa de Bosco
Rafaela, julio de 2021.