mega888 713 | MIS ESCRITOS EDITORIAL
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Catálogo

713

Autor: Leal Becker, Rodrigo
Materia: Novela

Fragmento Capítulo 1.0

1.0

Topita Yiya Merengue se escapó de nuestro hogar en Providencia, vestida con un carísimo traje de scotch original. Saltó por la ventana del segundo piso, sorteó hábilmente el cuidado césped de Ornitocracio y se hundió en alguna zona periférica de la capital.
Vagó por calles y avenidas, donde la encontró el Barón Fiushar.
—Hola Topita Yiya Merengue.
Topita Yiya lo ignoró, siendo ella una joven elegante y distinguida.
—¿No vas a darme la prueba de amor?
Topita Yiya lo rechazó fieramente. El Barón, enfurecido, la tomó a la fuerza. Y la drogó para introducirla en una camioneta “pan de molde”. El malvado Barón la secuestró. Poseía minas de oro, de perlas y diamantes, atesorando a la perla perlina y el diamante diamantino.
Topita Yiya sufrió mucho con la esclavitud del malvado Barón. Junto con Monkey Man y Los Mamitos, fueron azotados a diario y alimentados con orina y excrementos.
Pero la hermana gemela de Topita Yiya; Pollita Merengue, se alarmó por la desaparición de su tonta y creída hermana. Así es que, con la ayuda de su computador SINCLAIR, la buscó y la encontró, secuestrada entre los lagos de la IX y la X Región. Y puso un anuncio en el programa divertido de Hawái.
Monguito vio el anuncio y salió a la búsqueda de Topita Yiya Merengue, durmiendo en moteles y comiendo platillos “a lo pobre”.
La buscó por pueblos y ciudades del sur de Chile. Los indígenas lo miraban sonrientes y lo invitaban a tomarse una leche al pie de la vaca. Pero luego de una o dos gastroenteritis infecciosas, prefirió hidratarse desde su inseparable Coleman.
Cuando por fin se encontró con el malvado Barón, le lanzó a la cara una andana de pedos, ante lo que el Barón arrugó el entrecejo, pero no se inmutó. Monguito recurrió a la artillería pesada, compuesta de calzoncillos sucios de encopresis y hediondos a enuresis, hasta lograr replegar a Fiushar y sus soldados. Encontró a Topita Yiya herida, cubierta con benditas adhesivas usadas y sucias.
Fue así como la devolvieron a su hogar en Providencia, donde agradeció frente a la tumba de una ratoncita blanca, que murió por un mal cuidado resfrío. Después se trasladaron a Suárez Mujica, más cerca del Colegio San Gaspar, del Estadio Nacional y de la Piscina Mund. Ahí se alimentaron de hamburguesas hechas en casa, acompañadas con cebollines en limón y vinagre. De postre, un rico porridge o un yogurt de la yogurtera.

 

 

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